Beneficios de la tormenta

Desde nuestra perspectiva humana resulta incompatible la idea de los beneficios de la tormenta; pero una reflexión sosegada nos permitirá una visión semejante a la del Salmista: “Tiemblan y titubean como ebrios, y toda su ciencia es inútil. Entonces claman a Jehová en su angustia, y los libra de sus aflicciones, cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas” ( Salmos 107:27-29)
Ciertamente Dios libra de la aflicción, y esta aseveración se repite consecutivamente en este hermoso Salmo. (v.6, 13, 19,28) La experiencia de una tormenta cambia el curso de la vida comunitaria, trastorna los planes de muchos y provoca ansiedad en muchos corazones. Pero, ¿cuál es la bendición? Sencillamente que esta experiencia nos impone reflexión; obliga a una pausa, nos ayuda a ver que todo aquello por lo que luchamos es temporal. Se derrumban nuestros castillos, y vemos desaparecer muchos de nuestros sueños.
Las tormentas ocurren en cualquier lugar dejando consecuencias muy tristes y lamentables. Sin duda constituyen dolorosas experiencias para millones de personas y sobre todo trastornan la vida de la ciudad. Pero como afirmó el profeta Nahúm “Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies” (Nahúm 1:3b) Dios no se ausenta en la tormenta, mas bien se hace sentir de una manera diferente; nos despierta para que no pongamos nuestra esperanza en las cosas sino en aquel que puede darnos todo o cambiarlo todo según su voluntad.
Aquí está la bendición para los creyentes, el mal tiempo nos acerca más a Dios, nos hace ver su excelsa misericordia y nos plantea nuestra impotencia y completa dependencia de Dios. Los destrozos que dejó la tormenta a su paso, la paralización de la ciudad más populosa del mundo; acentúa la afirmación del Salmista: “Toda su ciencia es inútil” toda la tecnología es inútil para detener la furia de la tempestad. Pero, ¿entenderemos el lenguaje de Dios a través de la tempestad? “Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras.” (Salmos 119:2-4) Ciertamente Dios esta hablándonos y su voluntad no es destruirnos sino redimirnos.
Hoy debe ser el inicio de una experiencia renovada de nuestra relación con Dios, una mejor comprensión de los verdaderos valores por los que debemos vivir y una profunda convicción de la realidad de la presencia Divina en nuestras vidas. Debemos afinar nuestros oídos para oír el mensaje de Dios, humillar nuestras almas para acatar su voluntad y renunciar al afán y la ansiedad sabiendo que como dijo el profeta Isaías “En descanso y en reposo seréis Salvos, en quietud y en confianza será vuestra fortaleza: Y no quisisteis” (Isaías 30:15)
La calma después de la tormenta nos invita a reposar; a estar quietos, que es la más difícil de las disciplinas para nosotros. Así que sin claudicar, Alabemos a Dios por la dificultad que nos ha impuesto la pausa en nuestro pentagrama diario para oír su voz sin palabras, el mensaje Divino que nos alienta en nuestras angustias y sosiega nuestra tormenta.



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ACERCA DE MI

Tuve mi encuentro con Jesus en febrero del 2013, Entonces oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero?» Yo respondí: «Aquí estoy yo, envíame a mí.» (Isaías 6:8) muchos le llaman fanatismo, yo le llamo pasion.

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