Esta pregunta se la hizo un leproso cuando oyó que Jesús andaba en las ciudades sanando a muchas personas. La condición de esta persona era precaria: lo obligaron a salir de la ciudad, lo alejaron de su familia, debía vestir cubierto completamente con ropas andrajosas y cuando quería entrar a la ciudad debía gritar: ¡Inmundo, inmundo! para que la gente se hiciera a un lado y no fueran contagiados.
Tenía prohibido entrar al templo y nadie podía tocarlo porque la enfermedad era muy contagiosa. Vivía en ciudades dedicadas a los leprosos entre la muerte, el mal olor y el dolor de su alma. Entonces, excluido de la sociedad, de su familia y de Dios, es probable que cuestionara su amor.
Al oír que un rabino llamado Jesús entendía a la gente, las ayudaba, les enseñaba y las sanaba. Entró esperanza en su corazón. Pero tenía miedo de que Jesús lo rechazara como todos lo habían hecho.
Pero al fin, se decidió a buscarlo y cuando lo encontró rodeado de mucha gente. Se atrevió a acercarse en medio de todas las miradas que lo condenaban y se atrevió a preguntarle:
- Señor si quieres puedes limpiarme –
Y Jesús extendiendo su mano le toco y le dijo: QUIERO, SE LIMPIO.
Que maravilloso encontrar a un Dios que mirando nuestra condición extiende su mano y toca nuestro pecado para limpiar nuestra vida.
Hoy te invitamos a atreverte a buscar a Dios y si te has preguntado si quiere bendecirte, la respuesta es SÍ, ÉL QUIERE BENDECIRTE.
ACERCA DE MI
Tuve mi encuentro con Jesus en febrero del 2013, Entonces oí la voz del Señor, que decía: «¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero?» Yo respondí: «Aquí estoy yo, envíame a mí.» (Isaías 6:8) muchos le llaman fanatismo, yo le llamo pasion.
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